13/05/2015, 16.00-17.30
Urbanismo Afectivo es un modo privilegiado de nombrar lo intangible, lo no hablado y poco visible, pero siempre tras los procesos urbanos. Toda forma de urbanismo nos afecta, es una constante de nuestra experiencia urbana. Por ejemplo las infraestructuras como forma de proveer bienes y servicios, sus texturas, sus estéticas y mecanismos desarrollados de forma instrumental para mantener nuestro estado de bienestar. O los media, con sus pantallas ubicuas, que configuran y organizan nuestros modos de percepción que ayudan a configurar y consolidar nuestros hábitos urbanos.
Los afectos son hoy una ingeniería que funciona como una infraestructura total. Y el espacio es un recurso involucrado en todos los puntos de la generación de los afectos: ansiedad, obsesión y lo compulsivo forman parte del espacio público. También los media como escena privilegiada de la manipulación de nuestros afectos. En estos procesos los cuerpos son el medio para la transmisión de estas políticas manipuladoras de los afectos. Hablamos de afectos como la emoción, la alegría, la esperanza, el amor, la sorpresa, la angustia, el miedo, el terror, la ansiedad, la obsesión, la compulsión, la vergüenza, el odio, la humillación, el desprecio, el asco, la ira o la rabia que no tienen a priori validez en la política.
La movilización de los afectos se ha convertido en una parte integral del paisaje cotidiano en formas cada vez más sofisticadas. Y esto tiene una presencia política que se convierte y se traslada a una manipulación de nuestros espacios contemporáneos.
Los proyectos observados en el seminario Urbanismo Afectivo son interesantes porque representan otros afectos que hemos detectado como son la memoria, la alegría, la comunicación el hamor con H de habitar, la autoestima, el acoger, la indignación, la emulación, los cuidados, la ayuda, la solidaridad, la seguridad, la fortaleza, el bienestar o el acompañamiento. En todos estos proyectos la política se entiende como un medio donde intervenir en los regímenes afectivos para producir nuevas configuraciones de los sentimientos.
La acción es la que media entre la afección y la generación de afectos. El pensamiento en acción el que produce el aprendizaje colectivo que deviene en afectos. Dicho de otro modo, los procesos de urbanismo ciudadano difieren sobre los tradicionales en que se producen nuevas relaciones en la coproducción de afectos. Por un lado el hacer legitima estas prácticas y las pone en circulación. Hacen emerger políticas progresivas que se van construyendo en el tiempo que se desarrollan los proyectos. Provocan también nuevas superficies para problematizar y desarrollar su práctica urbana y ciudadana. Behind the openness trata de explicar lo que hay tras los proyectos que son abiertos, donde la transparencia y la democracia se instalan como partes constituyentes, pero donde no todo se representa o queda fijado. Este es el ánimo también del seminario y que observamos bajo tres niveles diferentes.