Devenir-con los malestares. Una propuesta de arreglos epistemológicos y metodológicos al investigar malestares de la sexualidad

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Sesión Desasosiegos metodológicos
19/05/2023, 10.30-12.00

NEREA VELÁZQUEZ BERRIO (UCM)

¿Por qué detenernos en los malestares?, ¿qué podemos hacer con ellos? son algunas de las preguntas que vertebran esta propuesta en la que os invito, —a través del caso de mi propia experiencia investigadora—, a seguir malestares y a devenir-con ellos (Haraway, 2019) hacia otros lugares. Las incomodidades, los malestares o los sentimientos desagradables nos pueden ser muy útiles a las investigadoras sociales, aunque, por supuesto, no solo a nosotras, si nos detenemos a escucharlos.

En mi trabajo doctoral decidí tratar la sexualidad femenina a través de los malestares experimentados en este ámbito. Es posible que pudiera haber seguido otra senda menos tupida que la de los malestares para adentrarme en este tema de investigación, ¿o quizás no? Según la definición que ofrece el DRAE, malestar es un sustantivo con una sola acepción que significa «desazón», «incomodidad indefinible». Estar mal. La segunda palabra que la precisa, incomodidad indefinible, resulta sumamente relevante porque trae consigo una de las características que parecen definir más al malestar y esta es, precisamente, la dificultad para definirlo. Este rasgo de los malestares, ser indefinibles, marca la manera de acercarme a ellos. ¿Cómo se puede investigar sobre un tema que se caracteriza por su indefinición?, ¿por qué intentar hacerlo? Un objeto de investigación que se experimenta en el cuerpo, pero sobre el que normalmente no se reflexiona tanto, que está tradicionalmente vinculado a la intimidad, lo personal, lo privado y que se resbala entre los discursos de las participantes, también es un objeto de investigación incómodo, que provoca numerosos malestares y desconciertos en quien indaga.

Investigar partiendo de la cuestión del malestar tiene muchos costes, quizá demasiados, entraña dificultades añadidas como la necesidad de replantear la forma de abordar algunos aspectos epistemológicos y metodológicos en el campo de la investigación, necesarias adaptaciones para poder investigarlo, no siempre cómodas o ágiles (Law, 2004, Latour, 2005). Pero acoger a lo incómodo, al malestar en nuestros trabajos, ofrece muchas posibilidades que no podemos subestimar. «[U]na sensación no es una reacción organizada o deliberada ante algo. Y por eso las sensaciones importan» (Ahmed, 2017, p. 41). En mi trabajo he empleado los malestares (y no solo los que remiten las participantes, sino también los malestares propios que surgen respecto a la investigación) a modo de canario en la mina de carbón, como un indicador de cuestiones en conflicto a las que hay que atender, que necesitan ser abiertas, descajanegrizadas (Latour, 1998). Esto me ha servido, no para regodearme en lo incómodo, sino para caminar guiada por los malestares, —esas sensaciones desorganizadas—, por caminos que permitan no solo abordar lo que parecía inabordable, sino sondear alternativas al malestar, tratando de lograr así respons-habilidad (Haraway, 2019) en la investigación.