Urbanismo ‘Contactless’

Sociología Ordinaria Nueve:
Contacto Con-tacto

Sesión: Materialidades, flujos y texturas

16/06/2021, 16:00-17:00

Miguel Mesa del Castillo (UA)

Resumen: Existe toda una tradición en arquitectura, desde Gottfried Semper, que ha generado debates muy celebrados en torno a los límites que separan el interior de nuestra piel del entorno que nos rodea. Una arquitectura que da protagonismo a la envolvente, la epidermis, el cerramiento, porque es lo que garantiza la configuración de un espacio aislado y definido en sus límites. La pandemia nos ha mostrado la capacidad asombrosa de lo ordinario para el arte textil diseñando trajes de astronauta caseros para tratar de establecer un límite infranqueable entre los cuerpos y el aire infecto de los virus, trajes que forman parte de esas tradiciones, son arquitecturas textiles de emergencia. 

Los EPIs de pega que se ha hecho cada une con botellas de plástico, bolsas de basura o del supermercado; los tutoriales para fabricar hidroalcohol en casa y hacer desaparecer los restos del contacto con otra piel; la demonización y segregación de las personas latinoamericanas, luego de las comunidades gitanas, después de los jóvenes, de los gays, de las orgías; los límites de aforos, la distancia de metro y medio, el miedo al contacto… Todas estas medidas preventivas y señalamientos parecen reforzar la idea de que los cuerpos pueden ser independizados de los paisajes, de las atmósferas y de todo aquello que forma lo colectivo. Sin embargo (por su propia ineficacia para contener la enfermedad) también sugieren que la vida en general forma parte de una mezcolanza, un único y extenso continuo de materia que se conecta en asociaciones y en transformaciones inéditas.

En las aguas residuales de nuestras ciudades, en nuestros sistemas de alcantarillado, en los ríos, en las estaciones de depuración y en las acequias fluyen bajas concentraciones de virus que proceden de nuestros residuos corporales sin distinguir su procedencia y que se toman como indicadores precisos de la evolución de la epidemia. Tal vez sean nuestras extensiones tecnológicas, nuestras infraestructuras y nuestros ríos un buen lugar para tocarnos y en el que reconocernos como una comunidad.

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