Batalla por el folclore: la cautivadora y cautiva cultura de los pueblos de España

Sociología Ordinaria Siete:
Apropiaciones, expropiaciones, reapropiaciones y… vuelta a empezar
Sesión NOMBRE SESIÓN

08/05/2018, 10.15-10.45


David Prieto Serrano es… [pendiente de actualización]

Carlos López Carrasco es… [pendiente de actualización]

RESUMEN: Los folclores están de moda —otra vez (más)— en nuestro reino: María Arnal fue sacada en volandas de la Joy Eslava el pasado mayo por altos cargos del Ayuntamiento y activistas de centros sociales okupados madrileños; un año antes, Amaia OT causaba furor versionando los soniquetes gaditanos que un siglo atrás adaptaba Albéniz; frente a un cosmopolitismo voraz y entrópico Ursaria reivindica la música tradicional madrileña; Ajuar se descuelgan con unas relecturas feministas de la jota; o, en Valencia, Els Jóvens dan vuelta a la tradición con su rondalla-pop. Es más, artistas de esta cuerda están siendo programados por el Thyssen, La Central o el CaixaForum; Rosalía (con sus palmeos y acento post-andaluz) suena en los actos de Vox tras “el novio de la muerte”; y sí, si dices que eres “fan de Rocío Jurado” vas a quedar bien, estés donde estés.

Lo folclórico, más allá de lo tradicional, vuelve a relacionarse con lo popular. Una relación que se presenta de forma ambivalente. Si, por un lado, observamos la emergencia de un folclore que abandona repertorios y ritualizaciones estáticas, dejando atrás el estigma de la “caspa”, derivado de la apropiación franquista de la tradición (el “nacional-flamenquismo”); por otro, podría funcionar como un elemento de distinción con respecto al “pueblo” desde el mundo del espectáculo y la cultura programada. Así, si bien podemos observar elementos de expresión popular subalterna con un brío emancipatorio —un folclore progresista, en términos de Gramsci o De Martino— al mismo tiempo apreciamos cómo este es instrumentalizado como soporte de tendencias comerciales, nostálgicas, inmovilistas o, directamente, reaccionarias.


No es extraño que en un momento en el que el vacío interior de España, tanto la geográfica como la semiótica, se está problematizando, lo popular esté tratando de ser “cautivado” desde derecha, izquierda, arriba y abajo. En el fragor de la batalla (por la hegemonía) conviene prestar atención sobre cuáles son los parámetros y reminiscencias de esta querencia costumbrista, sin olvidar que todo folclore entraña un secreto (que se dice), una raíz (que crece hacia arriba) y a una pertenencia auto-expresiva (como algo que paradójicamente está en constante transformación). Es desde la tensión de estas paradojas donde queremos preguntarnos qué expresa esta nueva moda folclórica, qué movimientos de apropiación, desapropiación y reapropiación entraña y cuáles pueden ser sus efectos.