Selfies y postureos: el desorden de los cuerpos

Sesión Café con póster 2
08/05/2014, 11.30-12.30
Foucault: todo discurso implica un orden discursivo, asegurado por unas policías discursivas. Parto de la hipótesis de que estos procedimientos de control son mayores en discursos con mayor capacidad de impacto social. Así, habría discursos eminentemente ordinarios (conversación de ascensor), y discursos cuyo potencial ordenante o ejemplar sería especialmente alto (cine, publicidad, mitos). Éstos, al darse en el espacio público y tener gran visibilidad ante auditorios masivos, ofrecen mayor potencia para conformar orden social, por lo que su fidelidad/desviación respecto a los códigos de normalidad tiene mayores consecuencias que la de los discursos ordinarios; en tal medida, los procedimientos de control (policías discursivas) asociados a ellos son mayores y específicos.
Por otro lado: masculinidad y feminidad como tecnologías del yo, articulaciones de saber-poder que subjetivan y sujetan (ordenan) los cuerpos. En tanto articulaciones de saber, actúan discursivamente. Entendiendo lo visual como discurso, se construirían diaria y continuamente a través de rituales de exhibición, mediante códigos como las poses (Goffman). En discursos especialmente ordenantes (como la publicidad) esos códigos-poses estarán hiperritualizados o, de otro modo: su fidelidad a la normalidad (al orden del discurso) está maximizada, exagerada, gracias a procedimientos de control específicos (censura, dirección artística, etc.).
Objeto de estudio: Instagram. Conjuga a la vez:
1. Una proyección de su contenido en el espacio público, dándole gran visibilidad y, por tanto, potenciando su carácter ordenante.
2. Independencia de aquéllos procedimientos de control específicos asociados a discursos visuales con similar presencia en el espacio público.
Habiendo realizado un análisis postural de 300 autofotos de Instagram, observo que las femeninas cumplen ampliamente su código (feminidad), mientras que las masculinas tienden a romperlo y asumen códigos femeninos. La clave puede ofrecerla Berger: el hombre no ha sido representado tradicionalmente como cuerpo pasivo, objeto de deseo de la mirada ajena (Maja desnuda), sino como agente, sujeto que ejerce poder o función (Conde-Duque de Olivares). Pero la práctica de la autofoto (los entornos y usos asociados a ella) induce fácilmente a representarse como cuerpo para ser mirado y, en tal medida, implican un código culturalmente femenino. Resultado: representabilidad no sólo de masculinidades homosexuales, sino de masculinidades heterosexuales no convencionales, representabilidad que es (a) pública y (b) relativamente libre de los procedimientos de control discursivo propios de otras representaciones con similar presencia/impacto en la esfera pública.
Así, plataformas como Instagram no son meros entornos o marcos donde los sujetos actúan, sino instancias agentes que cooperan en la conformación cotidiana de las subjetividades de tales sujetos.
Raúl Rojas Andrés
Licenciado en Filosofía (UCM – Junio 2013). Actualmente cursando el Máster en Análisis Sociocultural del Conocimiento y la Comunicación (UCM).
Pinchar en la imagen para acceder al póster

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