Estibaliz de Miguel Calvo (EHU/UPV)
Sesión: Ventilando (que es gerundio)
29/05/2025, 16.00-17.00
Resumen: El debate sobre las violencias sexuales está en la arena pública, a propósito de casos de gran repercusión mediática. La “polvareda” no es nueva. Varias décadas llevan los feminismos aportando a la conceptualización del problema, señalando el papel de la sacralización de la familia en el silenciamiento de las agresiones sexuales, problematizando el papel del sistema de justicia, las numerosas fallas del sistema, así como la construcción problemática de una victima bajo sospecha. Hasta hace bien poco, las mujeres agredidas sexualmente callaban y se ocultaban, Michelle Pellicot salió con el rostro descubierto a señalar que la vergüenza iba a cambiar de bando.
En este contexto, emergen escrituras testimoniales entre las que se encuentra Por qué volvías cada verano de Belén López Peiró, que problematizan la construcción de verdad del sistema de justicia e indagan en la literatura como espacio de enunciación, haciendo de la emergencia de estos relatos en primera persona todo un fenómeno, no solo editorial sino también social en la medida en que son parte de un ecosistema de relatos de mujeres que están proliferando en forma de denuncia pública. Ella soy yo de Marta Suria (2019), El consentimiento (2020) y La familia grande (2021) de las francesas Vanesa Springora y Camille Kouchner respectivamente; Elijo a Elena (2020) de Lucía Osborne Crowley o Mala Onda (2023) de la chicana Miriam Gurba, siendo en todos los casos relatos de violaciones ocurridas en la infancia, adolescencia o juventud. Mathilde Forget, refiriéndose a su trabajo Por voluntad propia (2025) afirma: “El momento de la escritura no fue doloroso, no es lo mismo contar algo que te ha pasado a la policía local que contarlo tú misma. De hecho, cuando cuando coges este marco de la escritura y cuando te lo planteas como un placer literario, tú tienes el control de las cosas, con lo cual no tienes realmente miedo de estar en peligro. Después de que tu discurso haya servido para otras cosas, eres tú la que te apropias de él y te metes en ese espacio donde puedes contar tu historia”
En el cruce entre la sociología de la literatura, los estudios feministas y las propuestas de otras formas de justicia, interesa aquí la escritura de la violencia en sus propios términos, que contiene una enorme fuerza para subvertir las relaciones de poder, posibilitando la autoenunciación, la denuncia y la transgresión del orden de género..
