De los punks a las mercerías: sobre la construcción de los afectos mediante técnicas de bricolaje

Sesión ArtEfecto/ArtAfecto
13/05/2015, 10.45-12.15

MIREIA LUZÁRRAGA es … [pendiente de actualización].

ALEJANDRO MUIÑO es … [pendiente de actualización]

¿Qué es lo que compartiría un miembro de una subcultura derivada de la clase trabajadora blanca de posguerra como la punk, y un ama de casa de clase media aficionada al punto de cruz? ¿Qué elementos hacen posible el éxito creciente de multitud de blogs, foros y agrupaciones que orbitan alrededor de conceptos como lo custom o el tuning?
Punks, góticos, otakus, clubs de ganchillo, amantes de los coches, artistas amateurs… ¿Cuáles podríamos decir que son sus lugares comunes?
Si aceptamos, con Lipovetsky, que el consumo es el principal factor de agrupación y creación de identidades en la sociedad capitalista contemporánea, ¿cuáles son los espacios idóneos para encontrar los materiales de dicha construcción y cómo funcionan?
Centros de bricolaje y espacios como ferreterías, mercerías, papelerías, o incluso floristerías, aparecen de esta manera, no sólo como una clase más de establecimientos dedicados a la venta de productos en un entorno neoliberal, sino principalmente como espacios donde se sirven las materias primas con las que diariamente se construyen infinidad de reprogramaciones, reapropiaciones, subversiones, y hackeos cotidianos sobre los que se organizan multitud de colectivos, que a modo de comunidades micro-políticas conscientemente disidentes o no, ponen en cuestión constantemente los modelos preestablecidos.
Así pues, la comunicación que aquí se presenta, plantea un análisis de estos lugares como posibles espacios de emancipación y empoderamiento creativo que, mediante la superposición de técnicas de baja intensidad accesibles a un gran número de usuarios (bricolaje), acciones tan banales y ordinarias como la reforma de espacios habitacionales, la autoconstrucción de mobiliario, la modificación de coches, o la confección de la propia ropa, proponen, además del consecuente reordenamiento del sistema general de consumo mediante la proliferación de pequeñas series en detrimento de las producciones masivas, el reemplazo de condicionantes como status social, marca, modelo, e imagen por nuevos imperativos basados en la construcción de afectos tanto individuales como colectivos: el placer, la autoestima, la personalización, la capacidad lúdica, o el reconocimiento, fundando estos en el protagonismo de la fabricación semi-industrial y una revalorización de lo artesanal.
A partir de sus folletos comerciales, la distribución de espacios, su stock, el público visitante, o su localización, esta comunicación, si es escogida, analizará lugares como Leroy Merlin, Bauhaus, Bricor, Aki, Bricomart, o Servicio Estación como punta de lanza de aquellos espacios necesarios en la producción de subjetividad y la construcción de las emociones contemporáneas, ya estén estas contenidas en la creación de estilos subculturales, en comunidades DIY, o simplemente en amantes del interiorismo, y cómo estas producciones lejos de reproducir dictados hegemónicos de una manera acrítica pueden contener ideologías discrepantes.

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