(Para una) iconografía del deseo (maduro) en el Hard Rock [Una fotonovela en PowerPoint]

Sesión Deseo Hard
5/05/2016, 13.30-14.00

GABRIEL VILLOTA TOYOS es… [pendiente de actualización]

La presente propuesta se desarrolla bajo una doble fórmula: por un lado, el objetivo de la comunicación es mostrar públicamente el boceto de un guión para una posible película de ficción; por otro, el formato elegido para mostrarlo es el de la lectura del mismo, acompañado de un powerpoint basado en fotografías y música, por lo que la exposición será una especie de lectura de una fotonovela, con música añadida. Lo que sigue a continuación sería, por tanto, algo así como la sinopsis de la película por hacer, cuyo guión constituiría el grueso de la comunicación oral en el congreso, contada en primera persona:
“A partir de un momento determinado, ya convertido en un hombre maduro, tuve la sensación de haber fracasado en la vida. Mi separación reciente y haber pasado a engrosar las filas del paro no eran factores menores en la generación de dicho estado de zozobra emocional. Las tardes de lluvia salía a pasear por las viejas instalaciones portuarias, hoy en estado de casi total abandono, y me dejaba llevar por la amarga sensación de asomarme ante los abismos de una vida perdida.
Algunos de aquellos días de invierno me dio por salir a pasear con los cascos puestos, y escuchaba la música en modalidad aleatoria, para no tener que pensar qué me apetecía en aquel estado de desidia anímica. (Eso si, me hacía gracia verme de nuevo como el adolescente que fui, saliendo a buscar a mi novia mientras escuchaba cintas de cassette en el walkman, cuando entonces casi nadie lo hacía aún en mi ciudad. Ahora eran los mp3 que descargaba con mi ordenador, como todo el mundo).
El caso es que entre aquellas canciones que había ido copiando en mi disco duro sin ton ni son, advertí que sentía algo especial cuando sonaban de pronto algunas, más bien escasas, viejas melodías heavys. No sé que había en ellas, pero notaba que conectaban con algo muy escondido en mi interior: fantasías que nunca había identificado con mi propio imaginario, pues en mi juventud, cuando aquellos grupos y canciones habían estado de moda, los había despreciado por parecerme música poco refinada y propia de gente vulgar, con una estética digamos más bien dudosa: yo entonces prefería la pretendida sofisticación de la New Wave y el Afterpunk.
Así pues esta fue la razón por la que, poco a poco, me dio por empezar a escuchar Hard Rock, especialmente de los setenta y primeros ochenta: y con ello, como una suerte de efecto no buscado pero inevitable, también fue cambiando mi forma de vestir, incluso de comportarme… y de la mano de aquellos ritmos, de aquellas poses, comenzaron a surgir en mi interior claros deseos homoeróticos, siempre envueltos en chupas negras de cuero, que nunca habían aflorado antes.
La experiencia de conversión erótico-espiritual vivida a través del pulso del Hard Rock tuvo en mi un efecto claramente redentor, pues se convertiría en la tabla de salvación que me permitió abordar con una actitud renovada aquellos momentos de crisis personal…”