Manos que generan deseo: una pequeña genealogía de ladrones de libros y textos

Sesión Textos y tacto
5/05/2016, 16.00-16.30

ANTONIO MENCHEN TOYOS es… [pendiente de actualización]

En 1997 Harun Farocki realiza un pequeño trabajo que llama Ausdruck der Hände (Expresiones de las manos) en el que traza lo que se podría denominar como una fenomenología de la mano, de los gestos efectuados por las manos en el cine. El documento comienza analizando una escena de la película de Samuel Fuller Pickup on South Street (Manos peligrosas) de 1953 en donde un carterista habitual del metro neoyorquino, roba el monedero de una chica sin que ella se dé cuenta, desencadenando una serie de acontecimientos no previstos.
Analizando esa escena Farocki hace un comentario: –La mano que comete un crimen parece engendrar deseo–. Como las hábiles manos de Michel en Pickpocket de Robert Bresson, tal vez todo comience con una mano, con una mano que se desliza sobre un objeto, tomando medidas del mismo, una mano que seduce y es seducida por lo que toca, que se acerca a un contenido que posteriormente podrá ser abordado, recordado incluso en la forma de un acontecimiento; una mano que no funciona de una manera autónoma, de una manera independiente a nuestros anhelos, sino que responde a un propósito concreto, un propósito donde se proyecta nuestra inquietud, nuestra voluntad por descubrir, por experimentar, por aprender, por evocar.
A este respecto, como hay ladrones de carteras, manos que desean carteras ajenas, también hay ladrones o manos que desean libros, libros ajenos, libros presentes en librerías o bibliotecas, así como textos ajenos. Un gesto, el de apropiarse de libros y textos ajenos, que proyecta el deseo de esas manos; su aspiración por construir saber, por disparar nuestra inquietud, por intentar abarcar y poseer el mayor conocimiento posible, por no refrenar la obsesión por descubrir el contenido que se encuentra en ese objeto que en palabras de César Aira: –podría ser todos los objetos sin ser ninguno–, es decir, un objeto que contiene todas las posibilidades, que está completamente atravesado por el deseo infinito de leer.
Desde distintas experiencias compartidas, desde la primera persona de escritores como Roberto Bolaño, Juan José Saer o Rodrigo Fresán, así como mi experiencia personal, me gustaría sobrevolar una genealogía con contenido textual y visual de los amantes de libros y textos, pero de aquellos amantes en los que las manos muestran deseo, muestran un irrefrenable deseo por contener, por apropiarse de algo ajeno, de algo que no poseen y que les gustaría incorporar de una manera no ortodoxa, incluso ilícita, a su biblioteca, a su conocimiento, a su trabajo personal, a su labor como escritores, a su labor como artistas.