13/05/2015, 13.10-14.00
La liberación de #Duquesa29 fue una acción del 15MGranada. Apenas duró una semana. El Rectorado de la Universidad denunció la okupación (para Ariana)/toma del espacio (para Luca), y procedió al desalojo el 23 de noviembre de 2011. Personas que permanecían en el inmueble junto a otras solidarias, se encerraron en el Rectorado y convocaron una asamblea. Quienes firmamos esta comunicación participamos en aquella asamblea con posturas enfrentadas sobre cómo continuar y aún hoy en día discrepamos, cuando seguimos formando parte del movimiento a través de una de sus asambleas y nos hemos convertido en compañerxs sentimentales. Es más: el desacuerdo no remite sólo a las opciones políticas practicables entonces, sino a la narración/interpretación de los hechos y de los objetivos de la “okupación/toma de espacio”. Lo que sucedió en Duquesa29 nos atraviesa políticamente en lo público y lo privado. Para nosotrxs esas fronteras se desdibujan una vez que empezamos a compartir espacios profesionales e íntimos. Y una y otra vez volvemos a discutir sobre aquella asamblea. Hay toda una trayectoria antropológica feminista que nos acompaña, donde ‘lo personal es político y lo personal es teórico’ (Okely 1992: 9) y una genealogía de parejas antropológicas: Mead y Bateson, los Bohannan, Dwyer, Hart, Wolf o Rosaldo (Gregorio 2006: 24; De los Cobos 1998: 56), que se repartieron las tareas en el campo para no tener que llevarse enfrentamientos epistemológicos a la cama. Pensamos entonces cómo seguir enriqueciendo este debate y proponemos sacar nuestra discusión desde lo íntimo a lo ordinario, recurriendo para ello a la metodología elaborada por Del Valle (2002). En este sentido nuestra propuesta se estructura de la siguiente manera: en primer lugar, una contextualización consensuada del hito acontecido; en segundo lugar presentamos la encrucijada: la versión de Luca y la versión de Ari; una tercera parte aportaría el intersticio “como seguir militando desde nuestra aportación antropológica al movimiento” cuidando las relaciones y las tareas y señalando que no se trata sólo de ganar la batalla política en la relación, sino pretender que los movimientos sociales se salgan con la suya y en este caso casi nada salió bien. Proponemos reconocer y analizar el carácter productivo de las emociones, tanto positivas como negativas, para explorar nuestros sentimientos (como pareja y como antropólogxs militantes) tratando de superar el debate razón/emoción (Abu-Lughod 1990), para profundizar en cómo continuar y para producir mejores prácticas efectivas-afectivas. En una cosa estamos de acuerdo: en este debate sobre Duquesa29 una persona tiene toda la razón, mientras que la otra está equivocada. Sobre quién es quién, cada unx tiene su propia interpretación. Y eso que estamos ambxs implicadxs en un proyecto de investigación colaborativa: quizá nos resulte más fácil ponernos en juego y llevarla a cabo con personas no tan cercanas afectivamente antes que entre compañerxs sentimentales.