José Llopis Manchón y Ane Campaña Blanco (UCM)
Sesión: Mala onda
30/05/2025, 16.00-17.15
Resumen: Si algo nos demuestra con toda su virulencia la contemporaneidad trumpista, fascistoide, arancelaria y militarocéntrica es que, al menos, atrás quedó la falsa utopía del viejo Habermas: ni democracia deliberativa, ni comunicación plena como medida de todas las cosas. Adiós a la tibia cordialidad y a la diplomacia gris. Saludamos al ardiente odio (y a la ardiente amistad). Bienvenidas sean todas las amigas (que es una manera singular de apelar a cualquier estado de minoría, de la izquierda al más allá de la izquierda; a todo cuerpo ansioso de revolución que se sienta interpelado) a nuestra utopía menor. Mientras los grandes clústers político-financieros armados hasta los dientes se odian, no nos queda sino ponderar la amistad, a la foucaultiana, como modo de vida. Por ello, este dúo de sociólogas-poetas revueltas (en su doble acepción) se juntan para disparar distintos espacios, dispositivos y métodos, mediante los cuáles ejercitar esas pequeñas revoluciones íntimas que nos permiten aliviarnos, descargarnos del peso que el capitalismo pone sobre nuestros hombros, para que el advenimiento de una posible gran revolución nos pille listas, potentes, y no demasiado contrahechas (sobre todo, mentalmente). ¿Y cuáles son estas propuestas?, se preguntarán las amantes de lo ordinario. Pues, contra aquella comunicación abierta y civilizatoria a la habermasiana, el encomio de las comunicaciones amorosas y secretas, de los intercambios sentimentales y los flujos simbólicos privados como motor de la rebelión pública. El diario que se abre la lumbre de la noche a las compañeras, los poemas contrabandeados, las lecturas que se comentan en la mesa; la disputa sobre la vida, sobre las vidas de las otras, sobre los materiales artísticos y teóricos que también forman parte de la vida. Shibboleth por todas partes, para reconocernos entre nosotras. Todas estas piezas son fragmentos, discontinuidades, de una gran conversación autoanalítica diacrónica que, sin embargo, también se puede ejercer en la sincronía: hagamos aquello que siempre han hecho nuestras ancestras (y que nosotras seguimos haciendo), juntémonos, con conocimiento de causa, en pequeñas reuniones íntimas, asambleas imaginarias y rebeldes, donde se traba el germen de la crítica del presente a través del examen dulce de nuestras opresiones. Si la reflexividad inter pares, en términos de Bourdieu, ha de ser condición de posibilidad de la ciencia misma… ¿Por qué no de la literatura y la vida? Prepárense para una intervención poética, quién sabe si performática; pero cargada de análisis sociológico, para amenizar e impactar en el decimotercer encuentro de Sociología Ordinaria.
