Sociología Ordinaria Siete:
Apropiaciones, expropiaciones, reapropiaciones y… vuelta a empezar
Sesión «Por tu bien: experticias, expropiaciones, cuidados»
22/05/2019, 10:45-11:45
Javier García-Martínez es… [pendiente de actualización]
RESUMEN: Emocionalidades no normativas resuenan en espacios en línea como son las salas de chat de apoyo mutuo para la diversidad mental. Desde aquí presento mi trabajo de etnografía digital en estos espacios de resistencia frente a la normatividad del sufrimiento individual, lugares donde desconocidos pasan a cuidarse mutuamente y convivir en la cotidianidad de sus malestares. Grupos de apoyo mutuo espontáneos sin la mediación de figuras expertas que albergan el dolor cotidiano de personas, tanto diagnosticadas como no, donde se comparte, comprende y/o transforma el dolor. Daños múltiples que se responden con silencios, complicidades y/o pretendidas soluciones. En el dispositivo de salud mental, la tecnociencia de los cuidados afectivos y su proceso de legitimación ha conllevado que se defienda a ultranza la figura del experto como guardián de tecnologías afectivas, como son las psicoterapias conversacionales y los tratamientos farmacológicos. Desde esta perspectiva, la intervención grupal se divide entre los grupos de apoyo -capaces de producir un alivio sintomático- y los grupos de terapia -ejerciendo transformaciones necesarias para mejorar la salud. Los grupos legos de apoyo mutuo, tanto online como offline, son situados bajo la primera categoría, deslegitimados y considerados insuficientes con respecto a las redes expertas. Es necesario hablar de conocimientos en acción a través de las prácticas, pero también las ignorancias en acción mediante las no prácticas. Tanto hacer como no hacer nos permiten comprender los movimientos de apropiación y expropiación respecto a una política de tecnologías de cuidados afectivos en choque por parte de diferentes figuras legitimadas o deslegitimadas para ponerlas en práctica. Grupos legos que no ejercen formalmente psicoterapias, pero que sí ponen en acción sus propias tecnologías de cuidados afectivos ordinarios más allá de los muros de la consulta. Tecnologías legas de afectividades que pretenden reapropiarse de estos cuidados, que desafían al experto como punto de paso obligado, abriendo las puertas a nuevas formas de cuidados mutuos, generalizados, cotidianos y preventivos. Cuestionamientos que ponen en entredicho hasta qué punto el dolor se produce colectivamente pero se vive en el ámbito de una individualidad privada. Resistencias que van más allá, articulando prácticas colectivas donde ese dolor no sólo puede expresarse sino también llegar a transformarse a través de estos espacios compartidos.