Estos días he hecho esa pregunta en charlas cotidianas, en Twitter y por mail para preparar mi intervención el 9 de marzo [1] en El parlamento de Hänsel y Gretel en la instalación fruto de la conversación entre Andrés Jaque y Federico Herrero, Las arenas de Hänsel y Gretel.
Las respuestas recopiladas a algo tan banal, frívolo y ordinario son tan fascinantes, divertidas y seductoras como las chucherías, juguetes y adornos de colores del cuento. Muchas aluden a las “píldoras”, como dice Andrés, de moralidad y ordenamientos jerárquicos contenidos en los “cuentos hogareños” (particularmente en relación con las relaciones de género); algo que dice mucho del contexto de producción, circulación y recepción, tanto del cuento como de mi pregunta. Es significativo, también, que en muchos casos las respuestas llegaron tras pedirme tiempo para releer el cuento, lo que advierte del privilegio de lo escrito, de lo esquivo de la memoria y de las condiciones y modos de incorporación de la regulación del deseo. Recordamos cosas distintas del cuento. Yo, por ejemplo, solo recordaba la casa; o, mejor dicho, el deseo inconfesable de todo lo que representaba esa casa y con lo que apenas podía soñar desde la cotidianeidad de mi infancia; para otras personas, sin embargo, era el miedo el que se aparecía entre las brumas de la memoria.Esto no implica minimizar el principio activo moralizante de las “píldoras”. Lo que apunto es que su eficacia depende menos de las explicitaciones racionales de quienes los leen en voz alta o los editan y comentan (algo que en su día hicieron “primeras damas” como Ana Botella) que de su capacidad para informar lo aparentemente obvio, con respecto tanto a la regulación del deseo como a las relaciones de género y otras formas de desigualdad.
¿Por qué la familia de los hermanos es pobre mientras la bruja acumula piedras preciosas? ¿Por qué los niños se arrojan a los brazos del padre sin muestra alguna de malestar por su acción? ¿Por qué Gretel pasa hambre mientras su hermano tiene que utilizar un hueso de pollo para disimular su “engorde”, si además la bruja apenas ve (por eso funciona el truco) y tiene dificultades para caminar? ¿Por qué se quiere comer a los niños si puede comer otras cosas? La respuesta recurrente en última instancia, con cierto tinte tautológico, es que la bruja (como la madrastra) es mala. Es mala y punto. Se las ingenia para atraer a inocentes por medio de la tentación para satisfacer su propio deseo que es ni más ni menos que comérselos. Ahí es nada. ¡Menuda densidad! ¡Y qué consistencia histórica y narrativa en términos de prácticas de exclusión y marcaje!
La bruja, sí, es monstruosa. Pero los monstruos muestran, ya desde su etimología, y fascinan como recuerda Caviargirl en un interesante post al que remito para no alargar aún más el mío. Es lo que pasa a primer plano en la versión fotográfica de Gaga-Leivobitz para Vogue.
¿Qué otras interpretaciones libera esta puesta en escena? Y, ya que estamos, ¿qué otras lecturas emergerían si la bruja la hubiera interpretado Susan Boyle, primera opción de Grace Coddington, directora creativa de la revista, y de la propia Leivobitz y a la que se descartó finamente por «demasiado británica”? Conexiones, conexiones, conexiones.
Luisa Fuentes Guaza, curadora del programa En casa, de la Casa Encendida vinculó a Federico y a Andrés, que a su vez nos atrae a participar el día 9 por la mañana a Andrés Fernández Rubio, a Ruth Toledano, a Miguel Mesa y a mí, que conecto offline y online con gentes diversas que, encontrando en ello cierto disfrute y diversión, me ofrecen sus interpretaciones al tiempo que expresan curiosidad por las de los/as demás y por el motivo de mi pregunta o me tientan con caminos tan azules como la propuesta de Federico. Las arenas de Hänsel y Gretel es efectivamente una arquitectura que, animada por el deseo, libera controversias y se abre a múltiples conexiones, tentaciones y tanteos. En ello andamos y por ahí te esperamos.
[1] Ese mismo día la uni estará en la calle.
que bonita canción….♪
¿Por qué Gretel pasa hambre mientras su hermano tiene que utilizar un hueso de pollo para disimular su “engorde”, si además la bruja apenas ve (por eso funciona el truco) y tiene dificultades para caminar?
Bien visto. Así opera el poder, con sus procesos de subjetivación, expropiación, etc. generizados ¿no os parece?
me podrias responder estas preguntas por favor
Perdón por el retraso, no te leí hasta ahora. Apunté en tu comentario anterior algunas pistas pero… por qué no nos compartes tus respuestas, pues me da la sensación de que alguna vuelta le has dado al asunto
como aplico la ley de los 3 estadios en el cuento de hanzel y gretel?
Hola María,
Si haces una búsqueda rápida en red podrás localizar algunos textos que abordan esa pregunta con calma y que se adaptan a tus necesidades de mayor o menor profundidad, enfoque, etc. Si después quieres compartírnoslo, encantadas