Concepción Fernández-Villanueva y Gabriel Bayarri Toscano (UCM, URJC)
Sesión: Mala onda
30/05/2025, 16.00-17.15
Resumen: La memética digital ha sido tradicionalmente analizada como un vehículo de humor y diseminación cultural. Sin embargo, en la era de la Inteligencia Artificial generativa, su función se ha transformado en un sofisticado dispositivo de polarización y manufactura del antagonismo político. Este trabajo examina cómo los nuevos formatos de creación automatizada –a través de herramientas como MidJourney, Stable Diffusion o Sora– han amplificado la lógica de la violencia simbólica en la comunicación ordinaria de las extremas derechas.
En particular, exploramos cómo los memes se han convertido en engranajes fundamentales de una maquinaria discursiva que moldea emociones y percepciones colectivas. En el contexto latinoamericano, donde la hiperconectividad y la desinformación han reconfigurado la relación entre ciudadanía y poder, los memes no solo sintetizan narrativas preexistentes, sino que las mutan y viralizan con una eficacia inédita. A partir de un análisis transnacional de campañas políticas recientes en Argentina, Brasil y El Salvador, este estudio desentraña cómo la estética digital y el lenguaje de la sátira extrema han servido para reforzar marcos de legitimación de la violencia política y exclusión social en los discursos de las extremas derechas.
Metodológicamente, el trabajo combina un enfoque cualitativo basado en la teoría fundamentada con técnicas de minería de datos en redes abiertas de Telegram, Pinterest y X, analizando más de 5.000 piezas visuales generadas en entornos digitales de militancia política. Partiendo de esta base empírica, incluiremos ejemplos concretos de memes de extrema derecha y exploraremos su impacto en el discurso público. Además, invitaremos a los asistentes a producir sus propios memes políticos. Este ejercicio no solo busca confrontarnos con el poder de la burla y lo grotesco que habita nuestras propias narrativas, sino también explorar de forma crítica los mecanismos creativos y emocionales implicados en la producción memética. La creación de memes se convierte así en una herramienta metodológica en sí misma, capaz de revelar sesgos, afectos y límites discursivos que de otro modo permanecerían invisibles. Al experimentar desde dentro con los códigos y lenguajes de la memética política, podremos descubrir hasta qué punto participamos —voluntaria o involuntariamente— en la reproducción de la polarización, y qué posibilidades existen para reimaginar su uso desde una lógica subversiva, pedagógica o reparadora.
En un ecosistema mediático donde la distinción entre lo humano y lo sintético se difumina, ¿qué margen queda para subvertir el sesgo algorítmico de la radicalización? ¿Puede la sociología ordinaria ofrecernos herramientas para descifrar la economía afectiva de la violencia simbólica en la era digital? Estas preguntas nos obligan a repensar los modos en que la comunicación ordinaria configura lo políticamente posible en el siglo XXI.
