13/05/2015, 10.45-12.15
La nevera es un objeto tecnológico para la creación de climas fríos controlados y estancos. Un mediador en nuestros procesos de alimentación y relativos a nuestra salud como la conservación de productos farmacéuticos especiales. Pero es un lugar donde también se despliegan nuestros afectos. Si miramos nuestras neveras desde su fachada, reconoceremos las fotos de nuestros allegados, los clubs de futbol que admiramos, nuestros grupos de música o el calendario de comidas de nuestros bebés. Todo un despliegue de imágenes, textos, papeles, facturas pendientes o tickets a conservar que remitan a nuestros afectos. Pero la nevera también tiene una fachada trasera, donde nuestro impacto se mide por los niveles de crecimiento de la capa de ozono. Pero la nevera también es un espacio público en discusión. Animalistas, veganistas, carnívoros, ciudadanos cuidadores de huertos urbanos,… La nevera es un lugar privilegiado para descubrir y descajanegrizar nuestros afectos. Por ello, pretendemos desvelar y rastrear las trayectorias de los afectos que podemos descubrir en tres neveras madrileñas. Un ensamblaje urbano que parte de un objeto doméstico y cotidiano que aún está por descubrir.