Para un servidor los días de lluvia siempre son grises, así, por definición (y porque lo dicta mi marco, leñe). Pero cuando el tedio promete, se torna en naranja butano, sí, naranja, que para eso es el color de los sociólogos y uno de los más underrated del universo pantoner.

Pero vayamos a lo importante, que hay que reivindicar lo conciso, ¿qué pasó exactamente para que de repente, un insulso e insípido día se convirtiera en -cuanto menos- anecdótico e inquietante . ¿Acaso llegó Epic Mickey (y su complejo de pintor) y puso la nota de color? Pues no, básicamente todo comenzó con uno de esos “odiosos” bep que provocan las ventanitas de Facebook al notificar un mensaje.

– “Héctor, acabo de ver que preguntan por ti en el informer de somosaguas xDDDD”.

¿Informer? Mmmm… ¿Qué es eso del Infomer? ¿Un nuevo método de espionaje ruso? Pues bien, someramente lo podríamos definir como el patio de vecinas 2.0 (y de vecinos) o la plaza pública de mercados y ajusticiamientos de la era digital (por esto de que se aceptan desde toda clase de anuncios a despellejamientos gratuitos). Y sí, querido lector, así, de buenas a primeras, y a 7000km de distancia, me vi implicado en la versión docta del Sálvame Deluxe –Complutense style– emitido por la cadena de Mark Zuckerberg (y es que ya es sabido que Berlusconi debe estar a otros menesteres). Pero en este heterogéneo espacio, que para algunos no es más que una mala copia de gossip girl, y para otros llega a terciarse en una suerte (en sus dos acepciones principales) de tabla salvavidas ante una clase que promete soporífera, se reúne a la fauna más selecta y variopinta de ésta, nuestra facultad (lo que a fuerza tiene que ser algo digno de comentar). Multitud de perfectos escenarios goffmanianos -toda universidad que se precie tiene que tener su propia versión-, donde los actantes danzan en síncronía performando los roles que dictan sus máscaras, eso sí, desde el otro lado de la pantalla. Y entre tanto, declaraciones de amor tapadas por barreras ideológicas, consignas a la revolución (que en este caso serían más bien almodovarianas), imploraciones varias para que los frikis pierdan la virginidad (y no vale virtualmente), críticas a los anarcocapitalistas del puesto de las chuches (cuyos márgenes de beneficio con los gusanitos están esquilmando el bolsillo del estudiantado), así como toda una sarta de links, videos de YouTube y memes à gogo que pretenden dar más vidilla a la narración. Pues eso, un lugar desenfadado donde el estereotipo más raw es el pan nuestro de cada día (y es que el anonimato da pie a ello) y donde la remediación, el trolleo y frivolidad (procedente 100% de concentrado) campan a sus anchas junto a sociólogas (y sociólogos) con complejo de princesa Disney. Y es que en definitiva, como dicen por ahí, Disney ha hecho mucho daño. O no, que las princesas también tienen derecho a reivindicarse.

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