Mercados formados por personas: la incomodidad como constante cambiante en el estudio de las clínicas de fertilidad

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Sesión Gestaciones
20/05/2023, 10.45-11.30

SARA LAFUENTE FUNES 
(Frankfurt Universität)

La reproducción asistida ha tomado una forma particular en el Estado español, convirtiéndose en una de las mayores industrias a nivel europeo y global, por lo que en los últimos años han surgido muchas investigaciones sobre las mismas. Algunas se han centrado en las donantes de óvulos (e.g.: Molas 2021; Perler 2022), otras en las familias concebidas a través de estas técnicas (e.g.: Jociles Rubio, Rivas Rivas y Póveda 2014), otras en las experiencias de las usuarias (e.g.: Kroløkke 2014).

Un número creciente de análisis, entre los que incluyo esta reflexión, miran hacia el papel de la industria en sí, fijándose en las y los profesionales del sector, sus estrategias comerciales y las formas en que los mercados se conforman (e.g.: Degli Esposti y Pavone 2019). Fijarse en estos mercados implica estudiar un sector en crecimiento, vinculado al 9,3% del total de nacimientos en el país (Seiz, Eremenko y Salazar 2023) y con una importancia clave en cómo pensamos la reproducción y los cuerpos hoy. El sector privado ha sido el que más ha crecido en el Estado español, y el negocio es tan lucrativo que en los últimos años un gran número de clínicas ha sido comprado por fondos de inversión.

Por todo lo anterior, podríamos considerar que investigar esta industria forma parte de lo que se ha denominado “estudiar hacia arriba” dentro de la antropología y los estudios sociales (Nader 1993; Liburkina 2020). No obstante, el mercado y la academia se conforman tanto de instituciones como de personas, y la relación entre estas y quienes investigamos hace que lo que entendemos por “arriba”, “abajo” y los flujos de poder que conforman esos polos y su continuum varíen tanto en función de con quién hablemos como en el momento en que lo hagamos.

En esta pieza planteo repensar algunas situaciones, reflexiones y contradicciones que se han dado en mi investigación en torno a los mercados reproductivos a lo largo de los últimos diez años. Busco repensarlas desde la incomodidad y sus tramas, siguiendo la sugerencia ordinaria y enmarcándola en la idea de “estudiar hacia arriba”. En concreto, quiero compartir una serie de preguntas que surgen a raíz de colaboraciones más estrechas con profesionales del ámbito de la reproducción asistida. Pensar la incomodidad que genero y me generan estas colaboraciones desde la óptica de las economías afectivas (Ahmed 2004) me hace preguntar: ¿Qué compromete y/o enriquece más, y de qué maneras, mi investigación y la reflexión crítica en la misma? ¿De qué formas hacerse cargo de la incomodidad y tensión que generamos en personas concretas al escribir sobre las industrias a que pertenecen? ¿Cómo gestionar la incomodidad propia al establecer vínculos en este contexto y de qué manera aprender de ella? Dado que mucha de la reflexividad en torno al papel de las investigadoras sociales como observadoras se realiza desde la óptica de hacernos cargo de nuestra posición de poder, plantearse estas preguntas estudiando ámbitos “poderosos” puede resultar relevante, ya que “rechazar” (Simpson 2007) ser investigado en estos casos tiene implicaciones muy distintas.